A partir de la limpieza profunda de nuestro rostro, continuamos con la regla de oro: aplicaremos el resto de los productos por orden de ligereza. Es decir, las fórmulas más ligeras primero, las más densas después.
Dentro de la rutina de belleza, el uso de un buen tónico facial es un paso que no te puedes saltar, Este se encarga de equilibrar el pH tras la limpieza y de reforzar la función barrera de la piel, además prepara nuestra piel para el tratamiento posterior y en algunos casos, también calma la piel sensible o realiza una ligera exfoliación, para limpiar los poros y afinar la textura de la piel.
Como ocurre con todos los productos de belleza, hay que utilizar el tónico adecuado a nuestro tipo de piel. Si tienes la piel delicada (es decir, frágil, con rosácea o con tendencia a que aparezcan en ella marquitas con facilidad) hay que buscar tónicos que cuenten con ingredientes que favorecen la hidratación, pero que también la conserve, para que la piel no pierda el agua.
¿Cómo aplicar el tónico?
Moja un disco de algodón con el tónico y pásalo por la cara, el cuello y el escote de forma suave. Deja que la fórmula se absorba en tu piel de forma natural, sin secar ni enjuagar. Pasados unos minutos, continúa con tu rutina habitual, incluso tu piel estará preparada para aplicar una mascarilla específica.
Mi MorÄleja,
CON DELICADEZA todo funciona mejor! 🤩
Prioriza este momento de paz para ti. Recuerda que el autocuidado es terapéutico y los beneficios mentales del ritual de belleza diaria van más allá de la piel.
💛🩷🩵